viernes, 16 de diciembre de 2011

¡¡Noàjida Jasidico, la mejor experiencia!!

Hace más de 17 años mi camino a las Sheva Mitzvot ( 7 leyes) llego Baruj Hashem por medio de un rabino Jasídico; mi primer contacto con él y con su forma de ver la vida me pareció extraño, diferente, hasta raro(tal vez por mi ignorancia), luego poco a poco el amor que el mostraba por su Torá, por su misión, por su compromiso, no solo con el pueblo judío sino con el mundo entero me cautivo, me hizo crecer y cambiar mi vida para llenarla de lucha, de fuerza, de alegría y lo más importante de amor y temor al Todopoderoso.

 El Jasidismo fue un movimiento revolucionario. En lo social, borró todos los status que los seres humanos suelen mantener; aclarando al mundo de que si todos somos hijos de D-is, si todos somos la esencia de E-l, entonces todos somos especiales para E-l y todos tenemos una misión que E-l necesita que realicemos en Su mundo.

 El Jasidismo forma al hombre comprometido, entusiasta, buscador de D-is; lo moldea lo perfecciona, lo limpia y lo eleva. Este movimiento le devuelve al ser humano la idea de D-is. Ya no se habla de un Creador oculto, secreto, alejado, solo para una elite de sabios e intelectuales. El Creador, para el Jasíd, es el D-is vivo, el D-is de la Torá, el que habla con Su pueblo y con toda la humanidad.

 Para llegar a D-is hay que hacer un esfuerzo diario, hay que ascender y encontrar la luz, hay que abrir caminos, aclarar los senderos, vibrar a través de una simple plegaria o un pequeño cántico. Un grito de un fiel humilde, ignorante, pero entusiasta, puede más, tiene más fuerza que los rezos realizados por los más sabios y eruditos. Un grito, un silbido de un inocente tiene el poder de abrir los cielos dejar ver la luz.

 De esta manera, la vida propuesta por los primeros jasídicos descendientes guiados de la mano por el santo BeSHT (Baal Shem Tov), propagada en los siglos XVI y XVII, se fue transformando en otra concepción de la vida en la que la Divinidad no se alcanza sufriendo, para llegar a ella no debía castigarse, sino estar alegre y gozar de todo lo que El Creador nos puso al alcance.

 El BeShT, combate la tortura y el auto castigo y proclama que sólo con alegría se puede llegar a las altas esferas del conocimiento. Decía que el ayuno debilita el cuerpo y esto no permite un correcto servicio al Todopoderoso. El ayuno evitaba que el hombre pudiera estudiar la Torá con todas sus fuerzas, y como consecuencia, la comunicación con D-is surgía débil, sin brillo, sin luz. También dice que la alegría es un requisito fundamental para cumplir nuestro rol humano y espiritual; y así la penitencia, los llantos, la miseria, fue remplazada por canciones y bailes, llenos de vida.

 El BEsHT tenía la seguridad de que para acercarse a D-is solo había que trabajar, mirar los árboles, escuchar el canto de los pájaros, amar la tierra y admirarla, gozar de la vida porque D-is es tu sombra( salmo 121, 5), y esta con todos y en todo lugar.

 El Jasíd aprende a amar, a escuchar y a recibir; pues un hombre que no sabe recibir no es hombre. Recordemos que la Torá se dio solo una vez, pero debe ser recibida todos los días.

El Jasíd no solamente reza, sino que canta, se ríe, disfruta, y goza del mundo, se estremece, se conmueve y ama. Todo lo hace moviéndose, alzando sus brazos con optimismo porque está seguro que El Todopoderoso está muy, muy cerca.

 El Baal Shem Tov, enseñó que solo con grandeza de alma y con sencillez, se puede llegar a D-is.

 Amigos, mis años aprendiendo con un maestro Jasídico me han cambiado, me han fortalecido, me han enseñado que no hay limitaciones, que la sencillez es la base de toda grandeza.

El Jasíd te enseña de un libro, de un árbol, de un problema, de un cuento, de cada situación; te enseña que para llegar a D-is puedes usar cualquier cosa hasta lo que creías más “impuro”. Un gesto, una palabra, una moneda, una sonrisa, un abrir y cerrar de ojos, un movimiento, con eso y mucho, mucho más puedes alcanzar la grandeza física y espiritual.

 Como dice uno de mis maestros, para ser un buen Jasíd, lo importante es ser uno mismo, no imitar, ser solo “Yo”, auténticamente “Yo”.
.
 Así que soy un Noájida Jasídico, y no me siento más que  nadie, simplemente es que gracias al Jasidismo he logrado un cambio profundo en mi vida, no solo no experimente la idolatrìa, sino he aprendido que las sheva mitzvot son la introducción hacia una vida más comprometida, pero ahí no termina, puedo lograr más, puedo buscar más conexiones con D-is y eso me hace crecer día a día y prepararme y preparar al mundo para la llegada del Santo Mashíaj (pronto en nuestros días).

Si eres noàjida y quieres experimentar cambio, fuerza, potencial, etc; acercate a un maestro que camine el sendero del Jasidismo; te garantizo que tu vida será completamente diferente para siempre.

 Shalom!!!